miércoles, 17 de octubre de 2012

Pastillitas, mejor no.

Entre una entrada y otra, siempre me decepciono, conozco gente nueva, o hay un gran cambio, etc. En este caso fue mucho y poco, al mismo tiempo. Extraño escribir, lo hago en cada volante que me dan en la calle, en cada espacio vacío de mi cuaderno de la facu, hasta incluso en la suela de la zapatillas. Ok, hay veces que me surgen ciertos problemitas...

Me cambié totalmente el color del pelo, me peleé con alguien que en vez de "alguien", tendría que ser un "nadie". Típico bobo, pero bobo bobo, eh, tanto que sale con lo primero que se le presenta, ni siquiera se pone a ver si es linda, si es simpática. El flaco, saldría hasta con la bruja de Blair. Y como siempre, me termino convirtiendo en la Madre Teresa de los giles.

Y empecé a tomar las famosas pastillas anticonceptivas, por problemas hormonales. Qué me hicieron estas divinas pastillitas? Un colapso hormonal tal, que sentí que la cantidad de hormonas que tenía cada pastillita, podría despertar a un dinosaurio. 

Mi carácter, que normalmente nunca fue muy calmo ni apacible que digamos, se tornó algo así como... Era una bruta. 

Pasaba de la felicidad extrema (Imaginenme trotando por una pradera, con vestido rosa, pájaros volando, temperatura perfecta... Hablando siempre en diminutivo. Algo así como Flanders, pero no tan irritante. Era un Barney. Era una especie de Claudio María Domínguez, pero en mujer). 

Y a los 15 minutos me sentía una asesina serial, mis enojos se desataban cual bomba de Hiroshima. Las causas siempre eran variadas, desde algún cliente tarado o simplemente necesitaba que alguien me rozaba el brazo para querer clavarle un cuchillo en la pierna. Tenía la necesidad de desatar mi furia en alguien, por las cosas malas que me habían pasado, desde algo sumamente importante, hasta que me salga un grano en la frente. Cualquier excusa era buena para enojarme.

Mientras tomaba esas pastillas, no existió en mí la sutileza, el tacto, la amabilidad ... A todos me los pasé por el culo.

Y bueno. Eso. La realidad es que nunca sentí cambios de humor del que hablan los hombres o mujeres sobre el famoso "Uy, te vino?" antes de tomarme esas pastillas. Pero, en fin, dejé esa porquería, y con el tiempo noté una gran diferencia, vuelvo a ser la P normal. 

Creo.

miércoles, 25 de abril de 2012

La delgada línea que separa el bienestar, de la muerte

Para el que se quiera tomar su tiempo, bárbaro, el que no, que siga de largo. Ojalá todos puedan leerla entera y comentarme qué es lo que les parece, porque para mí es una de las entradas con más importancia en este momento de mi vida.

Mi hermana tiene anorexia. Hace años que le encuentro infusiones digestivas, diuréticos, cremas y geles reductores, fajas reductoras, balanzas, productos para adelgazar como abtronick, esos que se compran por Internet o por tv. Botellas llenas de vómito o comida masticada y escupida dentro de su cartera y mochila. Estoy harta de ver como su vida se apaga, ver como paulatinamente y sin que yo o mi mamá nos diéramos cuenta, deja de comer alimentos básicos como arroz o fideos, algunas verduras, ciertos productos que antes consumía regularmente, los desplazó por zapallo y pechuga todos los días.

Hay poquísima información de dónde puede haber un buen tratamiento, hoy por hoy, sé que fue a unos 4 psicólogos al menos y ninguno fue de ayuda, o por lo menos no de una ayuda notoria. El Hospital Borda fue un total desastre, el que tuvo o sabe de una buena experiencia en aquel lugar, que entre y me comente, porque ese lugar solamente empeoró lo poco que avanzó mi hermana, son irresponsables, los especialistas no llegan a horario, quedan en llamarte y no lo hacen, es más, a mi casa no volvieron a llamar jamás. Y así estoy renegando con todo y con todos, por no entenderla a mi hermana.

¿No entenderla?... Entré al mundo blogguer como dije en algunas entradas anteriores, leyendo blogs como el de 48 metros cuadrados, entre otros. Pero también, de estar harta de buscar páginas que me ayudaran a bajar los escasos 4 o 5 kilos que me molestaban. Al menos el 60 por ciento de mis seguidores eran pro Ana y pro Mía. ¿No entenderla a mi hermana? ¡Cómo no entenderla más todavía! Sé lo que es y sé lo que se siente verte y sentirte gorda por donde te mires, sé lo que es entrar a un local y que la escuálida de la empleada te de un talle "42" cuando ese 42 en realidad es un 38. Dos talles más para un simple 38. Aún así, me convertí pasajeramente en una fiel seguidora de esos estereotipos, en los que tener el más mínimo exceso de gramos está mal, menos calorías mejor, más ejercicio más me quiero a mí misma. Verme al espejo era no comer a la noche. Ser gorda era sinónimo de fealdad, de infelicidad.

Ver a nenas de edad de primaria preocuparse por su figura es horrible, es volver a verme a mí misma plasmada en otro cuerpo, es verme cuando lloraba cuando tenía 8 años en las clases de gimnasia. Fui señalada y también señalé, odié cuando una mujer flaca se culpaba por tener "rollos" inexistentes cuando yo también me culpé ante el espejo viendo "rollos" que tampoco existían. Sé que es difícil porque hoy en día también me cuido haciendo ejercicios o comiendo de manera más saludable, pero tratando de tenerlo en los niveles más normales posibles, entendiendo la delgada linea que separa el bienestar de la enfermedad, esa línea que pasé para "probar".

Hasta el día de hoy todavía encuentro a chicas "princess" pro ana y pro mía entre los comentarios de mis entradas. A una de ellas le tengo un real aprecio, "Ele" que ya no sé ni cómo hacer para entrar a su blog, pero que cada tanto la recuerdo y siempre deseo que se encuentre bien. Mi hermana ya empezó el tratamiento, 7 años más tarde de lo que tendría que haber empezado. 7 años más tarde, me siento una basura, una basura aún peor cuando vino mi mamá del centro de rehabilitación hace 4 semanas y dijo "Tu hermana está en estado de desnutrición". Si bien es un progreso, mi casa, desde que empezó el tratamiento, es un infierno.

No soy muy partidaria del dicho "Viví la vida que hay una sola" porque particularmente, no creo en eso, pero en fín, haya o no una vida o muchas, es tu vida la que estás viviendo, tuya y de nadie más, ver como mi hermana desperdicia años y momentos tan importantes preocupándose por su figura y escupiendo, tirando o vomitando la comida, sabiendo que hay millones de seres que mueren en el mundo entero por desnutrición, gente que se sacrifica día a día para tratar de dar a comer a su familia. Gente que muere sin poder de elección, sin poder llegar a ver la vida de otra forma, mientras a las pro ana y pro mía se les apaga la vida, mientras que a MI hermana se le apaga la vida viendola cada día más y más delgada, por llegar a una "perfección" que existe únicamente en su mente y a la cual nunca van a llegar porque la enfermedad no las deja ver con ojos de realidad.

lunes, 5 de marzo de 2012

Ojalá pudiera, Charly.

No iba a contar la historia de esta persona, la nombré como la persona que "solo me daba sorpresas y me sacaba sonrisas".

Él es un tipo bien. Es sencillo, es protector sin ser sofocante, es dulce sin ser empalagoso, es muy atento. Si tengo que seguir describiendolo, parecería que estoy describiendo a una persona imaginaria. 

Me regalaba rosas, tenía hasta los más mínimos gestos como de dejarme del lado de la pared en vez del lado de la calle cuando caminabamos para que "no me pase nada", venía a mi trabajo casi todos los días solo para verme de lejos, se quedaba ahí parado, no molestaba, no jodía, no hablaba, solo me miraba de lejos y aunque yo no le devolvía la mirada, siempre me sonreía.

Cómo hacerle entender que intenté darle una oportunidad, que intenté darme la oportunidad a mí también, que siendo un buen tipo y con excelentes gestos, aún así no me siento cómoda con él. Que sé que a él le duele, pero a mí me duele igual o más esa impotencia de que Charly, un pibe bueno y lindo esté enamorado de mí y no poderle devolver lo que me da. Lo intenté, aunque no me crean, lo intenté pero no puedo. Me di cuenta que no puedo obligarme a querer a alguien.

Esta semana me encuentro con él, algunos de mis compañeros de trabajo pensaron que "me ganó por cansancio" pero la realidad es que quiero verlo para hablarle y decirle que no es sano lo que se está haciendo a él mismo (mirá quién lo dice), no puede seguir viniendo a mi trabajo a mirarme y sonreir, no me puede seguir regalando rosas después de 4 meses de haberle dicho que lo mejor era no vernos más. Tiene que caer en la realidad de que no siento lo mismo por él.



Ojalá que Charly encuentre quien lo haga feliz, pero yo no soy esa persona. No es nada fácil darme cuenta que después de 8 meses y varios intentos, todavía no puedo superar del todo a Maxi. Ya va a llegar. Yo sé que sí, porque yo misma salí del pozo y me levanté sola, pero todavía no puedo verme al lado de una persona. 

No sé qué pensarán ustedes, pero "un clavo saca a otro clavo" no es efectivo para mi corazón.

jueves, 26 de enero de 2012

Javier, el psicópata I

Espero que la última vez que tenga que usar la etiqueta de "Javier" sea en esta entrada, o en otra solamente para acordarme de lo que no tengo que hacer. Ustedes chicas (por qué no, chicos) no cometan javieres. Digo errores.


La entrada donde lo explico: Giros de la vida


Lo explico cortito, sencillo. Es un cliente de mi trabajo, es un mamerto y salí dos veces con él. La primera por lástima, y la segunda, también. Suena como si fuera una conchuda, pero no. Viste cuando querés darle una oportunidad a alguien y al mismo tiempo te parece una buena persona, aunque no te gusta ni te atrae pero querés intentar, me explico?


En la última "salida" ("salida" lo denomino a que estuvo 45 minutos insistiendo para llevarme a mi casa a mí y a mi amiga, y una vez arriba del auto, quiso llevarme a un "albergue transitorio" única y exclusivamente para "acariciarme el pelo y dormir abrazados") (¿Pero qué carajo te pensás que soy? ¿Pelotuda?) (La respuesta es sí, pero no acepté, tranquilos) como decía, en la última salida me llevó a mi casa y a mi mejor amiga a la suya, todo el viaje, ellos dos discutiendo, y yo también.


No sabía cómo hacer para que paren así que le hice una seña a mi amiga para que se calle y que se baje tranquila en su casa, para que no siga discutiendo con él, que es tan estresante como adiestrar a una tortuga. Más allá de todo, me daba cuenta que él no era así (todo el tiempo). Cuando se bajó mi amiga en su casa, me confesó que estaba bajo la influencia de algún "yuyo" por así decirlo, que al haberlo mezclado con alcohol lo definió como que quedó "volando extasiado" y lo que yo definiría como un terrible pelotudo con actitudes totalmente estúpidas superando los niveles normales de imbecilidad que tiene en su vida diaria.


Me quise bajar pero no me dejó, me quiso besar y no lo dejé, peleamos, discutimos y me dijo tantas cosas incoherentes que me empecé a asustar. Y recordé las muchas veces que no le dio importancia al semáforo en rojo cuando yo y mi mejor amiga todavía estábamos arriba de su auto, sus frenos repentinos y brutos y demás actitudes totalmente imprudentes, una pesadilla. Faltaban dos cuadras para llegar, pero no, no podía sentirme tranquila... Dobló como una bestia hacia su derecha, subiendo arriba de la vereda y estacionó en el medio de una plaza, en frente de mi casa. Me quería morir.


Lo único que decía era que me baje, que me deje bajar, que se valla y no vuelva más, que no se apareciera por mi trabajo, que no me insista más, que nunca hubo nada ni iba a haber algo entre nosotros jamás. Pero el flaco estaba lo más pancho mirando al frente, donde frenó justo justo en frente de unas hamacas. En un segundo se convirtió en un ser humano dulce y tierno, y me acariciaba el pelo. 


Yo agarraba el gas pimienta de mi bolso con tanta fuerza que no sabía si tirárselo en la cara o con eso golpearle la cabeza y que dure más el efecto.

miércoles, 18 de enero de 2012

Hay días así...

Aunque la última vez que lo ví, fue en mi cumpleaños, que también fue la primera y última vez que pisó mi casa, a Maxi lo ví mil veces más. El recorrido que hago todos los días para ir a trabajar pasa por su barrio, paso por su cuadra, por lugares en los que alguna vez nos vimos, nos besamos, nos reconciliamos... Ir a trabajar antes era un calvario, estar arriba del colectivo y sentir que él estaba a metros de ahí, preguntándome qué estaría haciendo en ese momento, si estaría solo o con ella. Ahora solamente suspiro.


Como dije, aunque la última vez que lo vi fue en mi cumpleaños (6 meses), al mismo tiempo lo vi mil veces más. Lo vi en la calle, en el colectivo, adentro de un taxi, cruzando la 9 de Julio, Avenida Rivadavia, Avenida Mitre, lo vi caminando en barrios de Capital y Provincia, en el 134, en el 17, en el 24, lo vi atendiendo un local, en mi facultad y en mi trabajo. Lo vi alto y lo vi bajito, muy flaco, de contextura chica pero también lo ví grandote, rubio pero también lo vi morocho, con sus ojos y también con otros. Lo vi en traje y corbata y lo vi en ropa que se que jamás usaría. Lo ví mil veces a Maxi, pero ninguno de esos miles era él.


Producto de mi imaginación, a veces me siento como en los dibujos animados, cuando se mueren de agua en medio del desierto y en su mente se les proyecta un enorme oasis. En mí, mi mente me juega en contra, viendo su cara en cualquier individuo.


Se me retuerce el estómago y siento una punzada, me acuesto un rato, hago que se me pase y me levanto a la noche para ir a trabajar y finjo la misma cara de normalidad de siempre. Y me repito a mi misma, yo puedo, yo puedo, yo puedo... 

domingo, 1 de enero de 2012

Crecimiento

Es increíble todo lo que me pasó este año, y no me refiero a lo malo (solamente) sino a la cantidad de cosas excelentes que me pasaron. Me independicé de una forma tal que me valgo por mi misma en todo sentido, recién ahora caí en la realidad (Muy tarde, pero mejor tarde que nunca dicen, no?) del verdadero valor de la familia, me di cuenta que sin mi mamá y sin mi hermana no sé qué sería de mí, que todo me hubiera costado mil veces más y el apoyo que me tienen ambas también, es muy valioso y me apena no haberme dado cuenta antes, pero bueno, nuestra relación años antes era bastante mala y complicada.


En fin, de a poco voy aprendiendo que realmente tu felicidad no tiene que depender de una persona, sufrí tanto este 2011 con la partida de Maxi: me dejó una marca en el corazón tan grande, tuvo tantas actitudes espantosas conmigo y desapareció sin decir una palabra, que me hizo construirme una muralla enorme, pero creo y espero, provisoria. Tengo que quererme y amarme a mí misma primero. Si no puedo amarme yo, nadie lo va a hacer por mí. No quisiera volver al pasado para volver a sentir ese vacío espantoso, o ese sentimiento de desolación, pero definitivamente cada día me doy más cuenta que todo eso por lo que pasé, hoy me hace ser mucho más fuerte.


Si bien esta muralla de la que les hablo es provisoria, es para aprender a conocerme a mí misma, a no regalar mi amor y mi afecto a cualquiera, necesito volver a estar preparada para poder volver a querer a alguien. ¿Lo extraño? Muchísimo. Hay noches enteras en las que solo me acuerdo de su voz y su perfume, pero de a poco voy superando esto, y en vez de herida abierta, es una herida cicatrizandoce, muy de poquito.


Ya me decidí en renunciar a mi trabajo, no puedo seguir trabajando en la madrugada, mientras todos duermen yo laburo como loca, me está desgastando la salud de una manera increíble, es agotador. Me va a costar muchísimo porque más allá de que trabajo con mis dos mejores amigas, encontré gente increíble y pasé momentos inolvidables, aprendí muchísimo, más de lo que me imaginé, pero aunque me cueste, tengo que cerrar esa etapa y empezar de nuevo, en un lugar mejor, y esta vez sola.


Cerré el año rescatando un gatito, les presento a Moncho, que lo rescaté de dos bestias de perros que casi se lo morfan sin pan. Lo encontré a las 7 am cuando me bajé del colectivo para tomarme el 2do colectivo hacia mi casa después de trabajar, no me hubiera perdonado haberlo dejado ahí y lo tapé con mi saquito y lo escondí en mi bolso para que el colectivero no me asesine jaja. Igual no me quiero entusiasmar mucho porque lo quiero regalar, mi mamá se hace la enojada pero se encariñó más ella que yo.


Más juguetón y cariñoso imposible






Feliz año queridos blogguers.