jueves, 26 de agosto de 2010

Y el tiempo pasa y pasa...

En todo este tiempo que no subí entradas, para aquellos que me venían leyendo desde hace tiempo, les comentó que desde ese último llamado, no supe más nada de Pablo (para bien, por supuesto, ya que solo hubiera empeorado las cosas).


Al darme cuenta de la realidad, (al chocarme, mejor dicho) con la vida de Mafalda, cuando todos pensaban que iba a ser una Susanita eterna, al darme cuenta también de que la gente no cambia, sino que empezás a conocerla en profundidad, y al darme cuenta de que mis últimos dos años fueron de mentira, fue como si me explotaran un globo en la cara. Él me decepcionó de tal manera, que en realidad ya no confío más en nadie, ni que hablar de mi mejor amiga en el viaje a Bariloche. ¿Qué me queda entonces? Yo la perdoné, realmente creí que esa pelea iba a ser eterna, pero me dí cuenta que no sólo me enojé con ella por su acción, sino por todo lo que venía pasando alrededor nuestro en los últimos meses, y eso, fue culpa mía también.


Tiempo después de terminar con Pablo, conozco a un chico. ¿Para qué? Se ve que para amargarme la vida un poco más, porque también con mi corazón echo pedazos, mi moral totalmente destruida y mi gran falta de afecto, llega él, Mauro, de la nada, para decirme cosas lindas, para vernos un par de veces, para llenarme de mensajes tiernos el celular, para pasarnos horas y horas hablando por msn y para... desaparecer totalmente y no saludarme más de un día para otro.


Y no es que hubiera pensado que con él iba a ser feliz, o que podría estar de novia de nuevo, o que podría amar a alguien de nuevo y olvidarme de toda la decepción que me llevó estos casi dos años. No sé qué pensé, solo se que una persona más me decepcionó.
Otra vez.